Tarata

Fabrizio Aguilar, antes actor y ahora director cuya ópera prima "Paloma de Papel" recibió buenas críticas tanto acá como en el extranjero, presenta su segunda película "Tarata", la cual aborda los difíciles momentos de la década pasada, narrando justamente el atentado en la calle Tarata en Miraflores, producido por Sendero Luminoso.

Sin embargo, algo no cuaja en la cinta. La familia clasemediera miraflorina protagonista le da un tenor algo superficial a todo este problema social que azotó nuestro país. Tal parece que el terrorismo, escenificado específicamente en el atentado de Tarata, pero también puesto en escena mediante las pintas en la universidad y la persecución a los terroristas, no es mas que el telón de fondo para retratar las frustraciones y desencuentros de una familia promedio de la época, pero que finalmente podría haber vivido en cualquier época, en cualquier país, y enfrentar problemas diferentes relacionados con conflictos sociales. En ese sentido, los acontecimientos de la película, cambiando los detalles referentes a nuestra realidad de esa época, bien podrían ocurrir en Colombia en las luchas contra las FARC (cambiando la bomba por algún secuestro o toma de alguna institución), o incluso en el Medio Oriente con los problemas que allá afrontan. La historia, realmente, cambiaría poco.

La madre de familia, Claudia (Gisela Valcárcel en su debut actoral que, hay que reconocerlo, no decepciona, pero tampoco sobresale notoriamente) se encarga de vender productos de belleza, con lo que gana un dinero que les resulta muy necesario pues su esposo Daniel (Miguel Iza en un papel que no convence, pero más por el diseño del personaje que por su actuación, que en sí es buena, aunque le hemos visto mejores) es un profesor de una universidad pública (no queda claro pero presumimos que se trata de San Marcos) y no percibe un salario suficiente como para mantener a la familia. Los hijos (quizá los personajes mejor elaborados y cuyos niños actores sorprenden y se llevan la película de encuentro, un aplauso para ellos porque están teniendo un buen inicio en la cinematografía) son Sofi (Silvana Cañote Oliver, quien la vemos en America Kids), una adolescente desengañada, desganada y con un sufrimiento, cuestionamiento y hartazgo propio de la época, pero que en la actualidad se podría leer como una "chica emo" más, y Elías (Ricardo Ota, quien aparece en La Hora Warner, si mi memoria no me falla), su hermano menor que está totalmente traumatizado con el terrorismo, se la pasa explicando a sus amigos cómo son los coches bomba y qué hay que hacer para sobrevivir a ellos.

El personaje que interpreta Gisela no parece haberle causado trabajo - no se por qué me imagino que tiene mucho de ella, que ella es más o menos así en la vida real - se la pasa recriminando a su esposo, llamando la atención a sus hijos y gritándole a la empleada, de la cual, de un momento a otro, comienza a desconfiar pensando que es terruca - típica percepción racista de ese tipo de persona que interpreta 'la Gise' - mientras que el papel que hace Miguel Iza me hace recordar al protagonista de Una Mente Brillante aunque muy mal planteado: es un profesor que busca, en los textos y dibujos - en fin , en toda la simbología - de Sendero Luminoso, un mensaje, que en un determinado momento cree que es el de una posible tregua. Su fijación por estar anotando todos estos hechos le juega una mala pasada en el filme, que no se las cuento para no arruinarles la historia. Y, como dije antes, el papel de los hijos sí está bien desarrollado y bien actuado, en ellos se nota un trabajo mayor de construcción de personajes, algo contradictorio si se tiene que los padres de familia son mas bien los protagonistas, a quienes les pasan cosas y a cuyas acciones conllevan que la película avance, mientras los hijos son simples espectadores de los hechos.

En fin, como leí en otros artículos, con esta película se está produciendo, aunque Fabrizio Aguilar no lo haya querido, una trivialización de los acontecimientos que tanto nos hicieron sufrir y que tememos vuelvan a ocurrir. La cinta se convierte, entonces, en una mirada superficial de los hechos, justamente porque está narrada por una familia superficial que vive en un entorno superficial, y que no comprende por qué es blanco de ataques terroristas.

Igual es una cinta que se debe ver, sobre todo por las personas que aún no habían nacido en esa época, para que al menos tengan una mirada más cercana de los hechos ocurridos, aunque no estén siendo retratados como deberían. Actúan también Lorena Caravedo, Liliana Trujillo y Alexander Carbajal.

Pueden entrar a la web oficial del Tarata aquí. Los dejo con el trailer de la película:


Y, para que nunca lo olvidemos, escenas de lo que realmente ocurrió en Tarata, y que esperamos jamás vuelva a ocurrir:


Acá les dejo la Conferencia de Prensa que salió en Cinenspacio, muy buen blog de cine al que entro con relativa frecuencia. En la nota se lucen nuevamente los jóvenes actores con su frescura, humor y simpatía. Gisela al final del video no entendí que quiso decir, con razón dicen que a veces le salen cantinfladas, jajaja, pero se le perdona, eso ya es parte de quien es, y si dejara de ser así, pues no sería Gisela y no tendría el éxito que tiene. En fin, sin más preámbulos, la nota:

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